Argentina atraviesa un brote epidemiológico sin precedentes
Sumado a la pandemia mundial del coronavirus, el país también lucha contra el dengue y el sarampión.

Es de suma claridad que el ejecutivo nacional, en conjunto con el Ministerio de Salud, se aboque con más tenor sobre la cuestión que tiene en vilo al mundo: el COVID-19. Aún así, el gobierno no debe dormirse en los laureles, ya que al mismo tiempo que lucha con el coronavirus, debe hacerlo contra dos situaciones que ponen en jaque a todo el sistema sanitario. Un ejemplo de ello es la Ciudad de Buenos Aires, allí se manifiestan el mayor número de casos: específicamente la zona sur. Estas dos amenazas son el dengue y el sarampión. A sabiendas de esta problemática, cabe señalar que la pandemia del mosquito -Aedes aegypti- azota el territorio desde mínimamente el año pasado. Y las cifras siguen subiendo descontroladamente.
Los síntomas son: fiebre acompañada de dolor detrás de los ojos, de cabeza, muscular y de articulaciones; náuseas y vómitos; cansancio intenso; picazón y/o sangrado de nariz y encías y aparición de manchas en la piel.
Los médicos infectólogos -entre otros expertos- manifiestan lo que se percibe en la cartera que comanda Ginés González García: hay que ser precavidos, claros con el mensaje y, fundamentalmente, no subestimar los síntomas de personas, por más leves que parezcan. En sintonía, el relevamiento -de julio de 2019 a abril del corriente- habla de que Argentina cuenta con casi 40 mil casos de dengue. De ellos, más de 14 mil fueron ratificados: once mil serían autóctonos mientras que, los restantes se atribuyen a casos de personas con antecedentes de viaje a territorios con circulación viral alta.
Claramente los números hablan por sí solos: la pandemia en Argentina esta siendo llevada a cabo por el mosquito. Acierto del gobierno por la rápida acción sobre el COVID-19 pero, ¿Y el mosquito? A considerarlo. En síntesis: ¿En el último mes cuántos casos se confirmaron? 12.000, de ellos se desprenden 10 víctimas fatales. Habemus pandemia.